Las viñas de nuestra bodega crecen a los pies de la Albera, en terrenos muy pobres de pizarra y granito, ventilados frecuentemente por la tramontana. Muchas de estas viñas son extremadamente viejas, tienen de 80 a más de 100 años, de las variedades cariñena y garnacha (llamadas carinyana y lledoner en el Empordà) en sus diferentes variantes: negras, rosadas y blancas.
Procuramos hacer un cultivo de la vid lo más respetuoso posible: nunca hemos utilizado herbicidas, labramos la tierra en varias ocasiones con el fin de airearla y mantener la riqueza del suelo. Con este tipo de viticultura y minimizando los tratamientos se consigue un gran equilibrio ecológico.